Entre las emergencias más habituales a las que podemos enfrentarnos en el día a día encontramos las hemorragias.
Son situaciones que pueden variar desde algo leve hasta muy grave, dependiendo de muchos factores. Como por ejemplo, la cantidad de sangre perdida, la velocidad a la que se pierde o la procedencia del sangrado.
Hoy vamos a daros unas pautas básicas de cómo actuar ante un caso de hemorragia.
SISTEMA CIRCULATORIO Y VASOS SANGUÍNEOS
La sangre fluye por nuestro organismo por medio de vasos sanguíneos que llegan a todas las partes de nuestro cuerpo.
Existen dos tipos de circulación en el organismo; la circulación menor y la mayor.
Gracias a la circulación menor la sangre se oxigena y también puede liberar el dióxido de carbono (CO2), como desecho de nuestro metabolismo, al exterior. Este circuito de sangre se hace entre el corazón y los pulmones.
La circulación mayor se encarga de llevar sangre con oxígeno desde el corazón a todas las partes de nuestro cuerpo. Y también hace el camino de vuelta llevando la sangre con CO2 desde todo el organismo hasta el corazón.
Vasos sanguíneos
Existen tres tipos de vasos sanguíneos y cada uno tiene su función dentro del sistema circulatorio.
o Arterias: son los vasos sanguíneos más gruesos y fuertes. Llevan la sangre oxigenada desde el corazón hasta el resto del organismo. La arteria “más famosa” es la Aorta, que se encuentra justo a la salida del corazón y se extiende por todo el tórax y abdomen en dirección descendente.
o Venas: son vasos sanguíneos menos gruesos. Se encargan de la sangre con CO2 y la llevan hasta el corazón. Unas de las venas “más conocidas” son las Yugulares, situadas a ambos lados del cuello.
o Capilares: son vasos sanguíneos más pequeños y menos gruesos que se encuentran también por todo el organismo conectando venas y arterias entre sí. Forman una especie de red.
¿QUÉ ES UNA HEMORRAGIA?
Una hemorragia es la pérdida de sangre del torrente sanguíneo al exterior. Un adulto medio tiene circulando por su organismo unos 7 litros de sangre aproximadamente.
Podemos hacer varios tipos de clasificación de las hemorragias teniendo en cuenta diferentes variables.
Así, si tenemos en cuenta la cantidad de volumen de sangre que ha perdido una persona podemos decir que la hemorragia es leve, moderada o grave, cuando se han perdido 2 o más litros.
Si lo que tenemos en cuenta es el vaso sanguíneo sangrante clasificaremos la hemorragia en arterial, venosa o capilar.
o Un sangrado arterial se caracteriza porque el volumen de sangrado es alto y sale en forma de “borbotones” acompañado al pulso cardiaco. La sangre presenta un color rojo brillante.
o Cuando el sangrado es venoso lo más característico es que el color es de un rojo granate y no brillante como en el anterior porque esta sangre no es oxigenada. La forma de salida de la sangre es de manera continua.
o Un sangrado capilar es un sangrado de poca relevancia ya que la cantidad es muy escasa.
Podemos clasificar también la hemorragia en interna, externa o exteriorizada.
o Definimos la hemorragia externa como aquella en la que vemos la sangre salir y podemos determinar el foco de la hemorragia. Por ejemplo, un corte con un cuchillo.
o En la hemorragia interna no vemos ni la sangre ni el foco del sangrado. Intuimos que existe una hemorragia, por los signos y síntomas que presenta la víctima y por el mecanismo de acción del accidente, si existe traumatismo, o enfermedades previas. Por ejemplo, un accidente en coche del que resulta roto el bazo y crea una hemorragia en el interior del abdomen.
o Y la hemorragia exteriorizada es aquella en la que la pérdida de sangre es visible pero no el foco del sangrado, que se encontrará en el interior del organismo. Es decir, la sangre fluye al exterior a través de un orificio natural. Por ejemplo, una hemorragia por la boca, procedente de algún problema a nivel digestivo o respiratorio.
ACTUACIÓN ANTE LAS HEMORRAGIAS
Ante todo cabe mencionar que para atender una situación de hemorragia debemos tener en cuenta la protección para evitar posibles contagios. Por lo que es recomendable enfrentar la situación provistos de guantes.
Si observamos que la persona tiene signos y síntomas que nos alarmen de que corre peligro, avisaremos inmediatamente al 112 e informaremos de la situación.
¿Cuáles son los signos y síntomas de alarma?
- Sensación de mareo, debilidad o inestabilidad
- Disminución del nivel de consciencia
- Palidez y sudoración fría
- Dificultad para respirar
- Abdomen duro (“en tabla”)
- Pulso rápido
Si valoramos que la situación está controlada y el centro sanitario está cerca podemos llevar por nuestros medio (en coche o andando) a la víctima, a la que habremos aplicado los primeros auxilios.
¿Cómo controlar una hemorragia externa?
Con ayuda de gasas, compresas sanitarias o paños limpios presiona sobre el foco de la hemorragia durante 10 minutos (no dejes en ningún momento de estos diez minutos de aplicar presión).
Durante estos minutos estás ayudando al organismo a que ponga en marcha su sistema de coagulación.
Si las gasas se empapan retira las más superficiales y pon nuevas por encima (deja siempre la primera gasa colocada en el punto de sangrado).
Pasados los 10 minutos probablemente la hemorragia cesará pero si ésta es severa necesitaremos seguir aplicando presión en el foco de sangrado de manera continua hasta que llegue la ayuda solicitada en el 112.
Si disponemos de vendas podemos ayudarnos de un vendaje compresivo para controlar la hemorragia. Colocaremos gasas en el punto de sangrado y realizaremos un vendaje compresivo desde la zona más alejada. Por ejemplo, si la hemorragia se encuentra en el antebrazo, realizaré un vendaje en forma de círculos desde los nudillos hasta más allá del codo.
Hay otras recomendaciones que podéis leer en varios manuales de primeros auxilios como son la elevación del miembro afectado o la compresión de los puntos arteriales cercanos al sangrado, que en este artículo no vamos a explicar porque los últimos estudios realizados sobre el tema arrojan resultados poco fiables y de escaso valor terapéutico.
Sin embargo, vamos a comentar algo sobre el uso del torniquete, muy controvertido en tema de primeros auxilios.
Se trata de una técnica que conlleva una serie de riesgos importantes. Entre los que se encuentran; lesiones en los tejidos, gangrena y el llamado shock del torniquete.
Es por ello, que el uso del torniquete solo está aconsejado en los siguientes casos:
- Amputación de extremidades
- Aplastamientos prolongados
- Fracaso de las medidas anteriores
Técnica de colocación de un torniquete
- Aplicar en la base de la extremidad afectada.
- Usar una banda ancha (7-10cm).
- Aplicar la presión de manera controlada, comenzando con poca presión e ir aumentando de manera progresiva hasta conseguir que desaparezca la hemorragia (No realizar más compresión de la necesaria).
- Anotar la hora exacta de la aplicación.
- Aflojar, sin retirarlo cada 20 minutos aproximadamente.
CASOS ESPECIALES. SANGRADO POR LA NARIZ
Si el sangrado por la nariz es consecuencia de un traumatismo en la cabeza. No muevas a la víctima y busca ayuda lo antes posible.
Si la hemorragia nasal se produce de manera espontánea o tras un traumatismo leve, sigue estos consejos:
- Colócate con la cabeza inclinada hacia adelante.
- Respira por la boca y escupe a un recipiente la sangre que se acumule en la boca.
- Presiona ambas fosas nasales durante al menos 10 minutos.
CASOS ESPECIALES. SANGRADO POR EL OÍDO
Si el sangrado por el oído es consecuencia de un traumatismo en la cabeza. No muevas a la víctima y busca ayuda lo antes posible.
Si la hemorragia por el oído se produce de manera espontánea o tras un traumatismo leve, sigue estos consejos:
- Colócate con la cabeza inclinada hacia el lado sangrante.
- ¡Nunca tapones el orificio sangrante!
- Coloca unas gasas, compresas sanitarias o paños limpios para recoger la sangre que va cayendo.
CASOS ESPECIALES. SANGRADO POR LA BOCA
Cuando existe salida de sangre por la boca ésta puede proceder del sistema digestivo o respiratorio.
La actuación será similar en ambos casos pero es importante reconocer algunos signos que ayudarán a conocer el origen del sangrado y facilitarán así el tratamiento médico definitivo.
El sangrado procedente de las vías respiratorias se caracteriza por:
- La sangre parece limpia, de color rojo brillante.
- Se acompaña de dificultad para respirar y tos.
- Aparecen esputos manchados con sangre.
El sangrado procedente del aparato digestivo se caracteriza por:
- La sangre aparece como “sucia”, de color oscuro. En ocasiones toma la apariencia de los “posos de café”.
- Se acompaña de dolor abdominal y náuseas y vómitos.
- La actuación ante estas situaciones es la identificación temprana del sangrado y solicitar ayuda al 112. Mientras esperas la ayuda, coloca a la persona consciente manteniendo una posición erguida (sentada) para evitar aspiraciones del sangrado al aparato respiratorio y controla los signos vitales.
CASOS ESPECIALES. SANGRADO POR EL ANO
Cuando se produce sangrado a través del ano el origen de la sangre puede ser local, causado por una hemorroide o puede provenir del sistema digestivo, cuando la sangre es digerida y expulsada acompañada de heces o sola.
Son signos de alerta: Expulsión de heces muy malolientes, de aspecto alquitranado (negras) y de consistencia blanda y pegajosa. Son las denominadas “melenas” y se trata de sangre digerida en grandes cantidades, lo que nos alerta de un sangrado interno importante.
- Debes pedir ayuda lo antes posible al 112 y controlar los signos vitales de la persona.
CASOS ESPECIALES. SANGRADO POR LA URETRA
El sangrado a través de la uretra (conducto por el que sale la orina) puede proceder del sistema urinario. Puede ser algo leve, como por ejemplo una infección o ser signo de algo grave como una tumoración o tras un traumatismo de la zona.
Son signos de alarma, la expulsión de sangre y coágulos de grandes dimensiones sin ir acompañados de orina ni sensación de micción.
Además, alguno de estos coágulos puede obstruir la salida de la orina al exterior, acumulándose en la vejiga y causando un fuerte dolor a la persona que lo padezca.
- En estos casos es también importante acudir a un centro hospitalario lo antes posible para que averigüen el origen del sangrado.